Formación

Taller sobre desinformación en Zaragoza Joven

Hoy he tenido la suerte de compartir en Zaragoza Joven un taller sobre desinformación con un grupo de jóvenes de entre 16 y 21 años aproximadamente. No es el tipo de grupo de edad con el que suelo trabajar y, sin ánimo de convertir meras sensaciones en grandes conclusiones ni de convertir a un pequeño grupo en una gran muestra, comparto algunas ideas que me quedaron tras trabajar con ellas y ellos.

En contra de lo que reflejan muchos estudios, los jóvenes de ese segmento edad sí que muestran interés por temas de relevancia. Quizás no les importan las noticias que algunos medios llevan a portada o que los representantes políticos ponen en el debate público, pero les preocupan y se informan sobre temáticas de relevancia como los conflictos bélicos, política o problemáticas sociales de muy diferente tipo.

Eso sí, no buscan esa información en los medios y canales tradicionales. Pero eso no quiere decir que no busquen contenidos periodísticos de calidad. De hecho, lo hacen. Simplemente que buscan otros espacios y formatos, como por ejemplo pódcast de contenido informativo. Buscan profundidad en el contenido y, aunque les gusta también consumir espacios de opinión, lo buscan con datos y hechos contrastados.

Dentro todavía de los medios más tradicionales -y esto reconozco que lo cotejé menos con ellas, es más intuición por argumentos que utilizaron- los trabajos de periodismo de datos sí captan su atención y a estos sí les otorgan credibilidad. La mezcla de profundidad -que comentábamos que buscan- y visualización pueden ser dos factores. Como voy a explicar en el siguiente punto, este es un punto clave.

Los medios han perdido la credibilidad para ellos. De forma contundente. Prácticas como el clickbait les han alejando totalmente. No ha sido lo único. Pero no es un rechazo superficial, es un rechazo -guste o no- que saben razonar.

Son capaces de detectar muy rápidamente los bulos. Quizás en ocasiones demasiado rápido y esto puede provocar errores, pero de base saben dar los pasos necesarios para detectar la información y los ejecutan de forma muy natural. No es por lo tanto una generación a la que vaya a ser tan fácil colarle bulos.

Además identifican muy bien los intereses que hay detrás de la desinformación. Más allá de los económicos, ideológicos y superficiales, ponen especial interés a los bulos cuya finalidad tiene desviar la atención de temas que podrían ser más relevantes en ese momento. Saben leer muy bien ese tipo de estrategias.

En cuánto a los sesgos cognitivos (conste que sobre esto no conozco estudios con datos específicos de este segmento de edad), saqué las siguientes impresiones:

El sesgo de autoridad no funciona tanto con ellas porque en cuanto a fiabilidad informativa no le dan ni a los medios de comunicación, ni en menor medida a la Administración Pública, ese rango de autoridad.

Lógicamente sí tiene influencia el sesgo de arrastre, pero es una generación que está creciendo en una gran diversidad a muchos niveles y que le cuesta menos salirse de la generalidad, entre otras cuestiones, porque no hay una como tal. Y, algo que parece nuclear, utilizan como herramienta el pensamiento crítico. Parten de la duda, antes de dar algo por válido.

Insisto. Esto son solo ideas que saqué de un taller concreto, con un grupo pequeño de alumnos (y por lo tanto no representativo de la colectividad) y de las intervenciones que allí se realizaron. Pero tomándolas como tal, me hicieron pensar y poner en duda algunas ideas que había escuchado/leído e incorporado a mi estructura.

Adicionalmente comparto algo de material útil de la preparación del taller:

Guía docente para el profesorado de Educación Secundaria, de la Universidad Carlos III

Una breve guía de la historia de las ‘noticias falsas’ y la desinformación, de Julie Posetti y Alice Matthews

Plataforma EU vs disinfo

13 de diciembre de 2023 | Viriato Monterde